LA VIOLENCIA LABORAL Y POLITICA SOBRE LAS MUJERES EN COLOMBIA
Soy
mujer, de 27 años de edad, en lo poco que he vivido he tenido la fortuna de ser
activa laboral, política y académicamente, fui militante de un partido
político en mi ciudad y región en el cual tuve una permanencia disciplinada por
el término de siete años.
No es
mentira que el mundo político está rodeado de un ambiente machista, patriarcal,
en donde inclusive las mujeres que deseamos realizar un trabajo sobresaliente al
interior del mismo, debemos comportarnos en muchas ocasiones como un hombre más.
Nuestro
país está rodeado de titulares como:
“Me
siento abandonada y perseguida”: capitana del Ejército acosada. Por Cecilia Orozco
Tascón / Especial para El Espectador”
“Columnista
de El Colombiano revela dos denuncias más de presunto acoso de editor. Por Blu
Radio”
“'Me
too', cuando la agresión y el acoso sexual se tomó el fútbol colombiano. Por
Elena Trujillo Calderon/ Especial para RCN Radio”
En
cada rincón donde la mujer puede llegar a ser sobresaliente, existe un bloqueo
llamado acoso, el acoso que estamos viviendo las mujeres en estos tiempos en el
país se da de diferentes aspectos; puede ser sexual, laboral, psicológico, dicho
comportamiento es realizado en su mayoría por hombres, se convierte en un forma
de violencia de genero.
Hombres
que consideran que el ambiente no es para que estén chicas, hombres con la
mentalidad de que la mujer no puede realizar cierta actividad, hombres que
consideran que solo su nombre y apellido puede ser reconocido, en fin, hombres
e incluso mujeres colaboradoras del sistema patriarcal que rodea en un 90% a la
sociedad colombiana.
Retomando
mi experiencia política y de militancia en el partido político, debo expresar
que el impulso a pertenecer allí fue dado por un hombre, sin embargo, como
mujer y persona realice mi trabajo político, hasta el punto que ya era
reconocida como una joven activa, preocupada por las circunstancias que
vivíamos en ese entonces.
Lastimosamente,
mientras mi instancia duro, tuve dos percances realmente serios con hombres
reconocidos y quienes ocupaban cargos de directivos dentro del partido
político.
El primero fue con un caballero que para entonces era diputado,
recuerdo mucho sus palabras hacia mí, grotescas, llenas de una sed de maldad,
vulgaridad y objetivo sexual que jamás olvidaré; para entonces debí ser más
inteligente y debí denunciar, pero como quien vive la situación es quien no
sabe qué hacer en ese justo momento, recuerdo que solo le dije que se estaba
equivocando de mujer, y rompí toda clase de relación con él.
El
segundo infortunio fue con un hombre que actualmente figura como secretario
general del partido político en el departamento del Cesar, quien decidió que yo
no debía pertenecer más a dicho movimiento, recuerdo perfectamente su actitud y
palabras el día que se iba a escoger asamblea directiva, me halo del brazo con
una fuerza de mero macho y me expresó que me retirara e incluso pasara mi
renuncia al partido, porque de lo contrario me haría la vida dentro y fuera
trizas. Sinceramente sentí rabia, inconformismo, pero accedí, por dos razones,
entendí que en la política la persona es útil mientras acompañes los objetivos,
y que realmente no tengo el corazón tan frio y cruel para estar rodeada de
seres tan malignos y traidores como los que se ven en los movimientos
políticos.
Resalto
mi experiencia en política porque a pesar de todo, sigo siendo un ser político,
aunque ya no pertenezca a un partido, aun soy activa políticamente hablando,
apoyo las buenas ideas, me preocupo por las situaciones que enfrentamos como
país e intento hacer conciencia en las personas que me permitan llegar a darles
mi palabra y punto de vista sobre lo que es mejor para la ciudad, el
departamento y país.
Es en
realidad preocupante las situaciones que tenemos que vivir las mujeres, por el
simple hecho de ser mujer, como profesional quiero hacer parte de las fuerzas
militares de Colombia, pero de repente leo columnas como la de la oficial
Maritza Soto, quien en estos momentos se encuentra en un proceso por haber
denunciado a su superior por acoso laboral y sexual, es humillante que un
hombre considere tener más pelotas que una mujer por pertenecer al sexo
masculino, es injusto con las mujeres que hemos sido víctima de violencia
física, psicológica, de acoso laboral y sexual tengamos que soportar estos
actos, porque si hablamos o denunciamos incluso muchas mujeres nos culpan por
lo que estemos viviendo.
El llamado es a la
reflexión como mujeres, como personas, como sociedad incluso, un hombre no
tiene más gallardía y valentía que una mujer por pertenecer al sexo masculino,
en este momento de la historia las mujeres estamos en las mismas condiciones
que los varones, y debemos demostrarlo, actuando de manera irreverente frente a
todo aquel que se atreva a vulnerar nuestros derechos, con irreverente me
refiero a que debemos demostrar que nosotras no tenemos limites en ningún
aspecto de la vida, y que la sociedad es quien debe aceptar y darnos nuestro
lugar como mujer, sin embargo, este es un trabajo que debemos iniciar nosotras
mismas desde el centro de nuestra familia, desde la crianza de nuestros hijos,
desde el trato con nuestros vecinos, incluso desde nuestro interior, pues no es
menos cierto que aun cada una de nosotras tiene algo machista en su ser…
ADRIANA NIEVES
E-mail: anievesa.05@gmail.com
#EllasEscribenYoLasLeo
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