A CUALQUIERA DE NOSOTRAS
“Hoy
vas a ser la mujer que te dé la gana de ser”
Bebe.
En el camino de
los sueños se encontraba ella, llevaba a cuestas un bolso lleno de razones,
consejos y cuestiones que los demás le
habían guardado ahí –por si las moscas-, no eran suyas ninguna de esas razones pero
las traía consigo, como cuencas que van formando un rosario; pensaría que eran
útiles, que provenían de la sabiduría, esa que llega con la experiencia que
traen los años, consejos que venían de
mama, de papa, tías, abuelos y amigos íntimos.
Alguna de estas
cuestiones era más un compendio de protocolos de cómo ser “una buena mujer”, de
cómo se debía actuar correctamente, como tenía que usar el cabello y de qué
color pintar sus uñas, como comer en la mesa, como no usar el corazón ni el
sexo, eran tan definitivas esas razones que no precisaban argumentos más que un
“porque si”, eran tan sabios que bastaba con hacerlo y no refutarlos, en su
momento peleo contra ellos pero con el paso del tiempo, termino aceptándolos y
más aún, creyendo que eran propios.
Fue hasta este
momento del camino, cuando ya tantos juntos pesaban que decidió hurgar para
distinguir cual ya no les servía para aligerar la carga, encontró consejos o
más bien ordenes tan viejas que en su existir ya habían caducado. Fue sacando y
sacando que parecía más la maleta de Mary
Poppins la niñera, tan llena de
cosas, casos y razones que no le eran útiles, hurgar a veces da dolores de
cabeza sobre todo cuando te ves llena de dudas, y conflictos, pero lo hecho,
hecho estaba, ya lo había sacado todo y entendió que nada le era suyo, que todo
le eran palabras ajenas, todas guardadas en una maleta que nunca le habían
permitido expandir las alas que traía consigo.
Se quitó la
mochila –de los prejuicios, de los
estereotipos- de la espalda, enfrento sus miedos, sus angustias, agradeció a la
vida por darle este momento en el que se disponía con valentía a arrojar al
viento cada una de esas razones, consejos y cuestiones, se abrazó, se pidió perdón a sí misma y
fueron abriendo un par de hermosas alas que yacían reprimidas por aquella
pesada carga, ya entonces no camino, simplemente voló.
Hoy hago una
invitación, sin importar tu género, a que arranques de raíz cada complejo,
arranca de raíz aquellas palabras que te hirieron, que te dijeron como debías
vivir la vida, porque unas son las
normas que pauta el Estado a través del derecho para convivir en sociedad,
respetándonos los unos a los otros, que evidentemente son de obligatorio
cumplimiento, pero otras son las palabras que cuestionan tu ser, que atan tu
alma y son justamente esas las que se pueden cambiar; quizás aún ni siquiera
hayas entrado a revisar esa “mochila” (que todos llevamos) quizás muchos
quizás, pero vale la pena intentarlo, vale la pena identificar que sí y que
simplemente no. Cuida tu cuerpo, cuida tu corazón, tu alma, tu ser.
KAREN
DALIETH HERRERA GUTIERREZ
E-mail:
karendaliethherrera@gmail.com
#EllasEscribenYoLasLeo
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