A LAS CONVENCIDAS



Cuando se me presentó la oportunidad de escribir un artículo de un tema sobre feminismo, pensé en los innumerables temas que hay entorno a esto, pensaba el en papel de la mujer en la ciencia - como es el caso de Katia Bouman-; el gran papel de la mujer en la construcción de paz  -como tantas guerreras sobrevivientes del conflicto-, las heroínas y lideresas ambientales -como Francia Márquez-, la violencia intrafamiliar, el aborto, la violencia obstétrica, las brechas laborales entre hombres y mujeres, a lo que se suma el rivalismo entre mujeres,  entre otros tantos temas que si bien me parecen totalmente importantes, considero que ya han sido abordados ampliamente en el feminismo.

En el feminismo, muy bien dicho, y creo que precisamente es allí donde radica el problema, como tal vez la solución, cuando pensé en cuál de esos temas abordar, me quedaba el sin sabor de que, como lo mencioné ya estaban bastante explorados, pero esto no necesariamente implica que lleguen a los oídos, mentes y corazones que “deberían” llegar: hombres y mujeres machistas, empleadores, médicos, educadores, gobernantes y la lista es larga. La mayoría de estos temas se vuelven el común acuerdo y vacas sagradas de círculos feministas, entre convencidas que nos retroalimentamos y validamos entre sí.

Los comunes acuerdos y vacas sagradas no son solo un asunto de feministas, estudios sobre el comportamiento electoral han comprobado a que los seres humanos tendemos a buscar personas e información que nos valide, y a deslegitimar la información que vaya en contra de nuestras creencias. Es así como vemos en nuestra sociedad, como convencidos se rodean con otros convencidos, ambientalistas con ambientalistas, feministas con feministas, uribistas con uribistas, petristas con petristas, y así en el mismo modo en el sentido contrario. Grupos de personas que tienen y mantienen sus monólogos cimentados, y cuando se encuentran con otro que piensa diferente simplemente repiten sus monólogos como loros mojados, pero recordemos siempre que dos monólogos no hacen un dialogo, hay que ir más allá.

Nada extraño que, como yo siendo una estudiante de ciencias políticas vivía en medio de feminismo y sororidad con mis compañeros y compañeras de Universidad, y con mis amigos de la vida (que como no es de extrañar comulgaban con mis ideas). Más convencidas y convencidos. Pero al llegar al campo laboral ¡oh sorpresa! que el feminismo no era la ley y la sororidad ni siquiera era una palabra conocida. Me crucé con personas de otras ramas de creencias y/o de estudio, que creían que el asunto del feminismo era cosa de solo mujeres y algo rayadas la verdad.

Esto resultó un llamado para mí, creo que es un llamado a feministas y en realidad a todos los que creemos fervientemente en una causa, a salir de nuestro circulo sagrado a repensarnos profundamente. En primer lugar, a olvidar esa orden de nuestras mamás de no hablar con extraños, la mayoría de nuestros conocidos sino todos, han sido desconocidos alguna vez, así que salgamos de nuestra zona de confort, expandamos nuestro mensaje, llevemos el mensaje a donde necesita llegar, a donde él o ella no lo tiene, expandamos el circulo, hagamos un dialogo, ¡no más los mismos, con los mismos! ¡Al fin y al cabo no somos tan diferentes!

Segundo, a seguir el llamado de la naturaleza, tenemos dos oídos una boca, escuchemos sinceramente al otro, un buen hablador es primero un buen oidor. Bajémonos de esa superioridad moral que a veces hace que no seamos bien oídos y comuniquémonos de tú a tú con los demás ¡tanto tenemos que aprender uno del otro!

En tercer lugar y creo que más importante a ser coherentes, como dirían los mexicanos: Mandar, obedeciendo.  Seamos ejemplo vivo de aquello que queremos trasmitir, mujeres y hombres empoderados, mujeres que se respetan y se validan con otras. Que nos creamos el cuento, pero que hagamos creíble el cuento a los demás desde nuestro actuar.

Como ya es sabido, no basta con que estemos convencidas, debemos convencer y luchar por un mundo más equitativo, en donde se respete y proteja la dignidad de cada ser humano.  




Mishellt Alejandra Melgarejo Contreras
E-mail: mishelltmelgarejo@gmail.com 
#EllasescribenYolasleo

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