¡SOY UNA GUANEÑA Y QUÉ!
Nací en el sur occidente colombiano, un lugar lleno de paisajes, historia, arte, cultura
y tradición; un lugar en el que las mujeres hemos jugado un papel trascendental en
la historia, ya que la constante guerra que ha sido librada en este mágico territorio
nos ha llevado a que seamos de armas tomar y que desde la época de la colonia,
con fusil al hombro, custodiamos junto con nuestro taita galeras ese gran pedazo
de tierra llamado Nariño.
Sin importar el lugar en el que me encuentre, siempre me llena el alma de orgullo y
regocijo decir que desciendo de guaneñas porque me identifico con esta noble y
casta raza de mujeres, las que dan y han dado todo por su región, es por ello que a
las mujeres que hoy tenemos la oportunidad de vivir siempre pondremos en alto el
nombre de cada una de las guerreras que nos antecedieron.
Cabe señalar que este orgullo de mujer guerrera viene acompañado también de
cierta tristeza, no obstante nuestra lucha y entrega aún hoy en día el machismo –
latente y recurrente en nuestra sociedad– muchas veces trunca nuestros sueños.
Por ejemplo, pese al rol que ha ocupado la mujer en la historia, en los ya casi 105
años que tiene el departamento de Nariño, no hemos tenido una mujer gobernadora
elegida popularmente, y, además tan solo en una ocasión contamos con una
aspirante fuerte que significó una gran competencia para llegar a ocupar este alto
cargo.
Es por lo anterior que las mujeres nariñeses hemos tenido que usar nuestras
cualidades para poder posicionarnos en distintos escenarios, ya que aunque nos
caracterizamos por tener un gran carisma, ser dedicadas, estudiosas, es evidente
que en Nariño aún existe mucho machismo evidenciándose en expresiones como
“la mujer en la cocina, el hombre en el campo”, sin que ello implique el desconocer
que somos en mayor parte una población rural.
Tengo muy presente que la tarea es ardua y el camino es largo, y tengo muy claro
que jamás se debe desfallecer en la conquista de una nueva realidad. Como una
digna representante de la academia considero fundamental cambiar el chip desde
la base de la educación, para que de este modo logremos gestar un nuevo sentir en
la sociedad –incluyendo a aquella que se encuentra en los lugares más recónditos–
, demostrando que la mujer es capaz de desenvolverse en cualquier rol que desee
aspirar.
Al llegar a este punto, he de resaltar que pese a todas las dificultades que implica
ser mujer dentro del entorno actual de mi departamento, me siento orgullosa de mis
raíces y sobre todo de las mujeres que han luchado en mi tierra para que nosotras
las jóvenes del siglo 21 tengamos mayores oportunidades. Creo sin lugar a dudas
que nosotras debemos continuar con el legado, con más ahínco y buscar que la
mujer en mi región comience a ocupar el lugar que le corresponde como pilar de la
historia de nuestros tiempos y que las dificultades propias de una sociedad machista
–desigualdad, inequidad, violencia de género, etc–, lejos de significar obstáculos
representen elementos de una memoria histórica que la sociedad en constante
evolución vaya dejando atrás.
Para ir concluyendo, quiero resaltar como experiencia personal que así como yo he
resurgido de mis propias cenizas como el ave fénix, tengo la certeza de que muchas
mujeres también encontrarán el valor para resurgir y desplegar sus grandes alas.
Por ello, luego de todas las experiencias que conforman mi propia historia, la cual
se encuentra enmarcada dentro de un contexto machista –tanto en el mundo
académico como profesional en el que me desenvuelvo– y también en algunas mis
relaciones amorosas, digo con orgullo ¡Soy una guaneña y qué! Porque hoy sé la
importancia que tiene el haber descendido de aquellas mujeres que algún día
defendieron con fusil al hombro a Pasto y a Nariño de los ejércitos; así hoy estoy
dispuesta a defender con convicción quien soy y a donde quiero llegar, y, también
quiero ayudar a las mujeres de mi región y de mi país para que jamás nos quedemos
calladas ni dejemos de luchar porque nuestros sueños, metas y ambiciones las
cuales son tan válidas y legítimas como las de cualquiera.
Finalmente, mi invitación para ti que lees estas líneas, es que jamás dejes de soñar
porque los sueños tarde o temprano se harán realidad y lo más lindo es que entre
todas podemos construir una sociedad mucho mas incluyente e igualitaria, donde
los ideales sean comunes y la lucha sea conjunta para alcanzar todas las cosas que
nos propongamos.
¡Somos mujeres, somos amigas y somos hermanas!
Diana Carolina Caicedo Enriquez
E-mail: dica0503@gmail.com
#EllasescribenYolasleo
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